Identidades en tensión y agendas feministas
En-claves del pensamiento
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, División de Humanidades y Ciencias SocialesEn esta reflexión se estudia el significado de las fracturas en los discursos feministas como un fenómeno recurrente en lo teórico y en lo político. Estas divisiones o posiciones opuestas irreconciliables tienen como trasfondo en los diversos feminismos, la relación con el poder, la violencia o el género. Desde esta perspectiva, se reflexiona acerca del porqué el feminismo se encuentra en el centro de la protesta social y se revisan dos puntos de fricción en las posturas feministas: las identidades y la discusión sobre los 'esencialismos'. Por último, frente a estas divergencias en el interior de los feminismos, se enfatiza la continuidad y reconfiguración de la censura del feminismo.

			No voy hacer una reflexión aquí sobre los diversos discursos feministas y sus propuestas para explicar las fracturas profundas existentes entre unos y otros en momentos ascendentes 
			 
				 
				La trayectoria histórico-política del feminismo —como teoría y como movimiento—, se ha clasificado sobre la base de sus períodos ascendentes, que se conocen desde 1968, como 'olas'. Estos periodos vienen siendo definidos por el énfasis que se ha dado en los discursos a ciertas cuestiones recurriendo a las mismas para diferenciarlos. Con esta denominación no se haría referencia tanto a un tiempo determinado sino a unas ideas y reivindicaciones específicas. Sin embargo, esta metáfora comúnmente aceptada viene siendo cuestionada en la medida que implica una cierta homogeneidad que históricamente no se ha producido. También, por su etnocentrismo y, además, por el incuestionable hecho de que no existe un tipo homogéneo de mujer. Lidia Nicholson ha sido una de las primeras críticas de la clasificación, en un artículo que llevaba por título 'Feminism in 'Waves': Useful Metaphor or Not?' (New Politics, XII, núm. 4 [invierno, 2010]); por otro lado, la puesta en cuestión de las olas ha sido un debate relativamente marginal, con muy poca repercusión. 
			1 de los mismos. Éste es un tema que ha sido exhaustivamente estudiado por historiadoras del feminismo, y también por teóricas representativas de estos discursos. Sin embargo, sí me parece que es un momento propicio para reflexionar sobre las fracturas, como un fenómeno recurrente en las teorías y en el movimiento feministas, y su significado.

			La aparición de fracturas no es un proceso nuevo. Contradicciones y cismas forman parte de distintos momentos de la historia del feminismo y algunas veces han desembocado en posiciones irreconciliables, como sucedió con Dworkin y MacKinon

			

				

				Desarrollaron una agenda legislativa, basada en el desarrollo de los derechos civiles de las mujeres para combatir la pornografía. Miembros del feminismo 'prosexo' consideraron las opiniones de Dworkin como negadoras de la voluntad de las mujeres o de su autonomía de elección en las relaciones sexuales, lo que llevó a un encendido debate feminista sobre la sexualidad. A esta opinión se unió Gayle Rubin.

			2 contra Gayle Rubin y Judith Butler con discursos opuestos sobre los valores sexuales y la conducta erótica. Éstas argumentaban que, de seguir las tesis de Dworkin y MacKinon, se corría el riesgo de que el feminismo se convirtiera en la nueva normativa moral sobre la sexualidad femenina, si bien MacKinon señalaba que sus posiciones sobre esta cuestión no derivaban de una postura moral.

			

				

				

					
La costumbre de señalar incoherencias y contradicciones de otros discursos diferentes del propio ha estado siempre presente en la historia del feminismo, sin que éste haya naufragado ni como teoría, ni como movimiento por esta causa. Ni siquiera las confrontaciones teóricas, más encarnizadas, han detenido el ascenso de los movimientos feministas. ¿Por qué se producen estas confrontaciones de manera recurrente? Sin duda, tiene razón Clara Serra,

			

				

				Clara Serra, feminista y política, fue portavoz en la Asamblea de Madrid, del Partido Podemos hasta 2019, en el que renunció. Sus libros más conocidos son
Son cuestiones divisorias, a luz de cualquier debate, porque entran en el modelo de sociedad y en la estructura de las interacciones que en ésta se promueven. De ahí, que haya sobrevenido una larga y compleja discusión sobre las prioridades de las agendas abiertas que no está en absoluto agotada.

			

				

				

					
El protagonismo de las reivindicaciones del
¿Cómo es que se ha llegado hasta aquí? La capacidad de centrar las protestas contra las desigualdades proviene del hecho de que las mujeres han vivido las mayores desigualdades, pero, también, del hecho de que el capitalismo ha recurrido a la expropiación en todas las facetas de nuestras vidas, en especial de la vida de las mujeres. Para oponerse a ello han sobrevenido formas inéditas de resistencia, que reivindican cambios estructurales de calado, en la relación entre producción y reproducción, sociedad y naturaleza, sistema político y economía. Por otro lado, ese protagonismo del movimiento feminista, colocado en el centro de la protesta social tiene lugar en un periodo de crisis y de desestructuración, casi en todas partes, del tejido social y de colapso de credibilidad de las élites políticas gobernantes.

			A ello se suma, la circunstancia de que vivimos una crisis de hegemonía del sistema neoliberal y eso crea no sólo el peligro de que los movimientos de extrema derecha se vuelvan especialmente beligerantes, sino también la oportunidad de que emerjan y se empoderen discursos que no cuestionan el sistema y que se apoyan formalmente, en algunos de los discursos precedentes de las sucesivas
Resulta en este punto ilustrativo, que el
El reflujo de ese ascenso reivindicativo del movimiento feminista ha provocado el surgimiento, o tal vez mejor sería decir retorno, de dos puntos de fricción, la cuestión de las identidades y el regreso de la discusión sobre los 'esencialismos' que ha tensado los diversos feminismos, hasta casi llegar a un punto de ruptura.

		Ha habido muchos enfoques defensivos y ofensivos sobre el esencialismo y las 'identidades' en diversos momentos históricos. En 1978,

			

				

				Artículo publicado en la revista
Cuando las mujeres definen su situación presente como una profunda crisis de identidad están en realidad expresando la crisis de esta cultura, de su complejo y, al mismo tiempo, coherente entramado de valores, hoy desgarrados por tantos fenómenos de la vida (moderna) de las mujeres. Y es bastante natural que la primera reacción del feminismo histórico haya sido el rechazo de esta tradición, de esta cultura, y la reivindicación de una igualdad no sólo de derecho, sino incluso de identidad. Esta tentación de rechazar todo lo culturalmente femenino persiste en muchas corrientes del feminismo contemporáneo que consideran la tradición y la cultura femeninas únicamente como una deformación impuesta por una cultura dominante patriarcal y los subproductos generados por ésta.

			

				

				

					
Me parece que volver la mirada atrás para constatar la ausencia de una homogeneidad de criterios sobre cómo enfrentar los esencialismos y las identidades, tiene actualmente un particular interés. Esa falta de coincidencia respecto de cómo abordarlos llevó al surgimiento de complejos problemas conceptuales a las teorías feministas, u otras teorías fuera del feminismo y asociadas a él. De manera que las coincidencias de los diversos discursos feministas en estas cuestiones no constituyen la regla sino la excepción. El feminismo es polifónico, el sonido de sus múltiples voces se ha escuchado, simultáneamente, en todos los rincones del mundo, en distintos tonos y registros.

			

				

				

					
El antagonismo de esta controversia de décadas sobre la esencia constituye, sin duda, un antecedente del apasionamiento sobrevenido en el debate teórico de hoy sobre las identidades en la que reaparecido para algunas el esencialismo de la feminidad y, para otras, la utilización extemporánea de éste en las controversias. No por el tema mismo, sino por las sucesivas confrontaciones sobrevenidas después y que tienen que ver con los contextos políticos. Las tensiones sobre las prioridades a contemplar en las agendas han provocado que los diversos discursos se acerquen, se separen y se alejen unos de otros. ¿Es esto negativo? Por el contrario, a mi juicio, aporta a las disciplinas en las que se insertan estos discursos un dinamismo teórico excepcional, en cuanto son discursos que rompen esquemas analíticos tradicionales.

			La ruptura de los esquemas tradicionales no es, por otro lado, sólo una cuestión del feminismo, sino, también, de lo que ha dado en llamarse por algunos autores
La razón es sencilla. Los contextos como conjuntos de convenciones determinan el carácter de los hechos y ubican a los mismos en paradigmas que le otorgan sentido. Pero los contextos se retuercen. Una muestra de ello son las retóricas y narrativas que se originan en éstos. Traigo al presente, retóricas cuasi delirantes, como las manejadas por Pat Roberson. Un fundamentalista estadounidense, perteneciente al cuerpo de marines y fundador de numerosas organizaciones y corporaciones, entre ellas el Centro Estadounidense por el Derecho y la Justicia y la poderosa Christian Coalition, cuando Betty Friedan

			

				

				Betty Friedan, autora de
Estos delirios, forman parte de la historia, pero en su momento, en ciertos contextos, fueron asumidos como
En aquel momento, ya lejano en el que Giulia Adinolfi, escribió su artículo 'Las contradicciones del feminismo' la confrontación sobrevino y alcanzó relevancia social y filosófica, si bien, posteriormente, el uso de la categoría género llevó al reconocimiento de una variedad de formas de interpretación y simbolización de las diferencias sexuales en las relaciones sociales. Y perfiló una crítica a la existencia de una esencia femenina, así como la ahistoricidad representada por este 'esencialismo'. Todo eso está, presuntamente, lejos hoy, pero se ha traído al presente, como un problema, bajo otros parámetros, o máscaras.

		Pero si hay una discontinuidad en la reconfiguración del esencialismo y de las identidades, hay una continuidad, en la censuran del feminismo. Así, cuando afloran y se recrudecen las controversias, se suele destacar -si se trata de discursos feministas, de uno u otro signo- la contradictoriedad de las reivindicaciones de sus diversas corrientes, como una causa de confusión conceptual y de desconcierto social.

			Y, efectivamente, una de las razones de frecuente desazón, incluso entre las feministas militantes es la confusión -a menudo contradicción- que existe entre las tesis defendidas por las distintas corrientes del feminismo. Éste se configura en ciertos medios, como un discurso
Enmascarar las ofensivas contra el feminismo valiéndose de estrategias distorsionadas es una batalla en la que se han empeñado siempre ciertos sectores de la sociedad, ahora, rearmados y con apoyos. Su legitimación paulatina, por medios e instituciones, ha permitido que las representaciones falseadas, y casi delirantes, sobre los discursos feministas, que antes parecían absurdas ahora parezcan plausibles y ganen espacio en debates públicos. La verdad es que algunos de ellos hoy no están lejos de las retóricas de Pat Roberson.

			Pero, también, hay otros sectores menos expuestos a ser identificados como hostiles al feminismo, 
			 
				 
				Son sectores que promueven una alianza del feminismo con el neoliberalismo, según Nancy Fraser. 
			17 que, sin embargo, subrayan, especialmente, los desacuerdos sobre las precisiones conceptuales en torno al concepto de género y los conflictos derivados de las discrepancias entre feministas. Y no destacan los acuerdos sobre esas agendas que construyen solidaridades multidimensionales, con el ascenso del feminismo, como movimiento social. Circunstancias demostrativas, que, desde metodologías feministas, se han producido nociones críticas integradoras como la interseccionalidad. 
			 
				 
				La teoría de la interseccionalidad, término acuñado a fines de los años ochenta por la especialista académica Kimberlé Crenshaw, se ha convertido en central en muchos debates feministas recientes. Refleja el hecho de que no todas navegamos por el mundo del mismo modo y nos pide reconocer que la gente puede experimentar múltiples opresiones, que se entrecruzan de modo poderoso: soy mujer, por ejemplo, pero también soy negra y sufro una discapacidad visual. Para que realmente funcione el feminismo debemos reconocer el hecho de que además de ser mujeres, tenemos otras múltiples identidades que afectan nuestras vidas. La interseccionalidad es más que una herramienta metodológica, es una perspectiva crítica multidisciplinar. 
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			Ciertamente, el uso de la categoría 'género' ha implicado otra índole de problemas: dependiendo de la disciplina de que se trate o de la diferente simbolización cultural de la diferencia sexual. Pero, al margen de estos problemas antropológicos y sociales, algunas críticas tienen fines obvios: están dirigidas a hacer emerger, presuntamente, prácticas y lógicas diferentes y confrontarlas, como si esto fuera un
La vuelta a las maneras argumentativas desplegadas en esos enfoques del pasado, es un espejo crítico en el que podemos mirar el presente. Algunos críticos se exteriorizan como
Es obvio que, la estructura de ciertos análisis que pretenden generar genealogías
Desde sus orígenes el feminismo ha contado con las críticas tanto de sus detractores como de sus aliados, si los ha tenido. Es su normalidad. Y eso tiene que ver con el principio de
La tendencia a la connotación negativa de las acciones y de los discursos feministas deviene, así, en una manera de nombrarlos. Las controversias sobre los conceptos no son triviales. Al contrario; como señaló el recientemente fallecido Thomas Szasz, 'la cuestión de la dominación se asienta en 'definir o ser definidos'. […] El primero que toma la palabra impone la realidad al otro'.

			

				

				

					
Hay que reconocer que la interpretación de Moroni forma parte de un orden de representaciones, que provoca en algunos estamentos políticos desasosiego. ¿Era eso lo que se pretendía? ¿Ser el centro de la lucha de clases? ¿Es lo mismo movimiento feminista que movimiento de mujeres? ¿Se han disipado en una niebla reivindicativa los objetivos? Así, se vuelve a la cuestión de la lealtad. ¿A quién es leal ese movimiento en ascenso? ¿Ha transformado sus objetivos feministas por otros? O, mejor dicho, ¿debe transformar sus objetivos? Richard Rorty, respecto de las posiciones encontradas de MacKinon y Rubin, en 1980, renovó los términos del problema, situándolo en el terreno de la lealtad. Un viejo problema en todos los movimientos transformadores. Por esta razón dijo:

			De algún modo, vuelve la pregunta sobre a quién debe ser leal. Mi argumento es cuáles son nuestras identificaciones, cuáles son nuestras lealtades, quién es nuestra comunidad, ante quién somos responsables. Si esto no parece muy concreto, creo que se debe a que no tenemos idea de lo que las mujeres podrían decir como mujeres. Propugno para las mujeres un papel que todavía tenemos que construir, en nombre de una voz que, al no ser acallada, pueda decir algo nunca antes escuchado.

			

				

				Richard Rorty, 'Feminismo y pragmatismo', texto presentado en el Ciclo de Conferencias Tanner sobre Valores Humanos, en la Universidad de Michigan, el 7 de diciembre de 1990. Versión castellana de Maitha Hernández, revisada por María Pía Lara.
De todas estas tensiones da cuenta un hecho, el feminismo nace con una doble cara: es un movimiento social y político, pero, también es una teoría crítica.

			

				

				Las epistemologías feministas, compuestas por perspectivas plurales e incluso confrontadas en algunos de sus aspectos, han ido conformando un corpus de conocimiento transdisciplinar, sujeto a escrutinio, bajo parámetros positivistas, en ámbitos académicos, donde en contadas ocasiones se estudian o siquiera se contemplan los planteamientos de la epistemología y la metodología feministas en la producción de conocimiento. La epistemología y las metodologías feministas han ido ampliando espacios académicos, pero todavía se les intenta relegar a una posición marginal,
¿Las tensiones identitarias tienen que ver con el feminismo como teoría o como práctica? Es difícil responder. Hay una realidad incontrovertible: existe un vacío producido por el declive moral del neoliberalismo. A este declive no es ajeno la demanda de un ethos distinto: un ethos radical y transformador. El feminismo, con todas sus vertientes, es una de las corrientes críticas que más reflexión y debate ha aportado, y aporta, para pensar y poner en práctica otras formas de (re)conocer la otredad alternativa, más horizontales, ética y políticamente más responsables y con mayor orientación hacia la transformación social.

			Pero, en todos los procesos sociales emancipatorios, que pueden romper el mapa político -y el feminismo no es una excepción- hay un momento en que las identidades aparecen, si no como frontera, sí como expresión de una voluntad de rediseño del mapa. ¿Estamos en esta situación? El tiempo lo dirá, pero, en todo caso, se ha hecho evidente el enorme potencial político del poder de las mujeres y estas fracturas han de ser tomadas como una consecuencia de ese poder sobre las agendas abiertas.

			Sobre el poder disruptivo de las discrepancias y la nostalgia de la homogeneidad podría valer la reflexión de Teresa Maldonado: 'Se acabó aquel mundo, si es que alguna vez lo hubo, en el que una raya delimitaba con claridad dónde estábamos'.

			

				

				

					
Adinolfi, Giulia, “Sobre las contradicciones del feminismo”, , núm. 94, (primavera, 2005): 84.
Beauvoir, Simone de, (París: Gallimard, 1949).
Garrido-Rodríguez, Carmen, “Repensando las olas del feminismo. Una aproximación teórica a la metáfora de las olas”. , 12, núm. 2. (2021).
MacKinnon, Catherine, “La pornografía no es un asunto moral”, en Catherine Mackinnon y Richard Posner, (Santafé de Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 1996).
Maldonado, Teresa, “Feminismo, jerarquías y contradicciones”, , 4 de marzo, 2013. .
Mbembe, Achille, (Barcelona: NED, 2018).
Morillo, Valentina, “El feminismo y sus contradicciones en Mrs. América”, , 21 de mayo, 2020. .
Moroni, Arya, “Reflexiones para la construcción de un movimiento feminista para el 99%”, , 24 de marzo, 2019.
Salomón, Mónica “La teoría de las relaciones internacionales”, , núm. 56 (diciembre, 2001-enero, 2002): 7-52.
Serra, Clara, “¿Qué está pasando con el feminismo español?”, , 24 de junio, 2020. .
Szasz, Thomas, (Barcelona: Alcor, 1992).
Varela, Nuria, “El tsunami feminista”, , núm. 286 (marzo-abril, 2020).
La trayectoria histórico-política del feminismo —como teoría y como movimiento—, se ha clasificado sobre la base de sus períodos ascendentes, que se conocen desde 1968, como 'olas'. Estos periodos vienen siendo definidos por el énfasis que se ha dado en los discursos a ciertas cuestiones recurriendo a las mismas para diferenciarlos. Con esta denominación no se haría referencia tanto a un tiempo determinado sino a unas ideas y reivindicaciones específicas. Sin embargo, esta metáfora comúnmente aceptada viene siendo cuestionada en la medida que implica una cierta homogeneidad que históricamente no se ha producido. También, por su etnocentrismo y, además, por el incuestionable hecho de que no existe un tipo homogéneo de mujer. Lidia Nicholson ha sido una de las primeras críticas de la clasificación, en un artículo que llevaba por título 'Feminism in 'Waves': Useful Metaphor or Not?' (New Politics, XII, núm. 4 [invierno, 2010]); por otro lado, la puesta en cuestión de las olas ha sido un debate relativamente marginal, con muy poca repercusión.

			Desarrollaron una agenda legislativa, basada en el desarrollo de los derechos civiles de las mujeres para combatir la pornografía. Miembros del feminismo 'prosexo' consideraron las opiniones de Dworkin como negadoras de la voluntad de las mujeres o de su autonomía de elección en las relaciones sexuales, lo que llevó a un encendido debate feminista sobre la sexualidad. A esta opinión se unió Gayle Rubin.

			

					MacKinnon, Catherine, “La pornografía no es un asunto moral”, en Catherine Mackinnon y Richard Posner, (Santafé de Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 1996).Catherine MacKinnon, 'La pornografía no es un asunto moral', en Catherine Mackinnon y Richard Posner,
Clara Serra, feminista y política, fue portavoz en la Asamblea de Madrid, del Partido Podemos hasta 2019, en el que renunció. Sus libros más conocidos son

					Serra, Clara, “¿Qué está pasando con el feminismo español?”, , 24 de junio, 2020. .Clara Serra, '¿Qué está pasando con el feminismo español?',
Un manifiesto aparecido el 7 de marzo de 2019, firmado por Nancy Fraser, Cinzia Arruza, Tithi Bhattacharya, en el que se diseñaba una estrategia anticapitalista. Publicado por la editorial Herder, bajo el título
Artículo publicado en la revista

					Beauvoir, Simone de, (París: Gallimard, 1949).Simone de Beauvoir,
La obra de Luce Irigaray constituyó la apertura de un debate sobre las vías de acción del feminismo con Spéculum de l'autre femme (Éditions de Minuit, 1974). Hay traducción castellana Espéculo de la otra mujer [Akal, 2007]). Se confrontó con Simone de Beauvoir sobre la 'diferencia femenina'; para Irigaray buscar el propio espacio de igualdad siguiendo un modo masculino era dar por válido ese modelo; argumentaba que los valores de las mujeres eran valores necesarios.

			Luisa Muraro fundó con Chiara Zamboni, Wanda Tommasi y Adriana Cavarero el Grupo Diotima, una comunidad filosófica de mujeres. Publicaron siete libros, el primero de los cuales trata sobre el pensamiento de la diferencia sexual: Diotima: Il pensiero della differenza sessuale [Diótima: La idea de la diferencia sexual] (Milán: La Tartaruga, 1987); otro libro crucial es Diotima: Oltre l'uguaglianza. Le radici femminili dell'autorità [Diótima: Más allá de la igualdad. Las raíces femeninas de la autoridad] (Nápoles: Liguori, 1994). El más representativo de su perfil filosófico y feminista es L'ordine simbolico della madre (Roma: Editori Riuniti, 1991) [El orden simbólico de la madre, trad. Beatriz Albertini, Mireia Bofill y María-Milagros Rivera Garretas {Madrid: Editorial Horas y Horas, 1994}].

			Celia Amorós Puente es un referente del llamado feminismo de la igualdad, cuyo trabajo se centra de manera significativa en el establecimiento de un diálogo entre el feminismo y la Ilustración. Su libro

					Adinolfi, Giulia, “Sobre las contradicciones del feminismo”, , núm. 94, (primavera, 2005): 84.Giulia Adinolfi, 'Sobre las contradicciones del feminismo',

					Varela, Nuria, “El tsunami feminista”, , núm. 286 (marzo-abril, 2020).Nuria Varela, 'El tsunami feminista',

					Salomón, Mónica “La teoría de las relaciones internacionales”, , núm. 56 (diciembre, 2001-enero, 2002): 7-52.Mónica Salomón 'La teoría de las relaciones internacionales',
Betty Friedan, autora de
El párrafo anterior recoge las palabras de Pat Roberson, dirigidas a sus seguidores de Iowa, como parte de su campaña en contra de la ratificación de la Enmienda de Igualdad de derechos entre hombres y mujeres en 1996, en Morillo, Valentina, “El feminismo y sus contradicciones en Mrs. América”, , 21 de mayo, 2020. .Valentina Morillo, 'El feminismo y sus contradicciones en Mrs. América',
Son sectores que promueven una alianza del feminismo con el neoliberalismo, según Nancy Fraser.

			La teoría de la interseccionalidad, término acuñado a fines de los años ochenta por la especialista académica Kimberlé Crenshaw, se ha convertido en central en muchos debates feministas recientes. Refleja el hecho de que no todas navegamos por el mundo del mismo modo y nos pide reconocer que la gente puede experimentar múltiples opresiones, que se entrecruzan de modo poderoso: soy mujer, por ejemplo, pero también soy negra y sufro una discapacidad visual. Para que realmente funcione el feminismo debemos reconocer el hecho de que además de ser mujeres, tenemos otras múltiples identidades que afectan nuestras vidas. La interseccionalidad es más que una herramienta metodológica, es una perspectiva crítica multidisciplinar.

			De Beauvoir,

					Mbembe, Achille, (Barcelona: NED, 2018).Achille Mbembe,

					Szasz, Thomas, (Barcelona: Alcor, 1992).Thomas Szasz,
Es una opinión expresada por Herbert Marcuse, que ve en las mujeres el sujeto del cambio ('Marxismo y Feminismo', en Calas en nuestro tiempo. Marxismo y Feminismo. Teoría y praxis. La nueva izquierda [Barcelona: Ed. Icaria, 1976]).

			Desde el 2019 el feminismo, como movimiento, responde a los desafíos del capitalismo actual y adquiere el carácter de una revuelta, contra la explotación y la dominación. Las luchas de las mujeres han surgido a la luz por todas partes del mundo. Luchas feministas contra los feminicidios o por el derecho al aborto; luchas de las indígenas por la defensa de sus tierras; luchas por la mejora de las condiciones de trabajo o mantener los empleos en Escocia o en España; luchas contra las agresiones sexuales y el acoso sexual en el trabajo en EE.UU.; luchas contra el deterioro de los servicios de salud en Francia, etc. Estas luchas

					Moroni, Arya, “Reflexiones para la construcción de un movimiento feminista para el 99%”, , 24 de marzo, 2019.Arya Moroni, 'Reflexiones para la construcción de un movimiento feminista para el 99%',

					Garrido-Rodríguez, Carmen, “Repensando las olas del feminismo. Una aproximación teórica a la metáfora de las olas”. , 12, núm. 2. (2021).Carmen Garrido-Rodríguez, 'Repensando las olas del feminismo. Una aproximación teórica a la metáfora de las olas'.
Richard Rorty, 'Feminismo y pragmatismo', texto presentado en el Ciclo de Conferencias Tanner sobre Valores Humanos, en la Universidad de Michigan, el 7 de diciembre de 1990. Versión castellana de Maitha Hernández, revisada por María Pía Lara.
Las epistemologías feministas, compuestas por perspectivas plurales e incluso confrontadas en algunos de sus aspectos, han ido conformando un corpus de conocimiento transdisciplinar, sujeto a escrutinio, bajo parámetros positivistas, en ámbitos académicos, donde en contadas ocasiones se estudian o siquiera se contemplan los planteamientos de la epistemología y la metodología feministas en la producción de conocimiento. La epistemología y las metodologías feministas han ido ampliando espacios académicos, pero todavía se les intenta relegar a una posición marginal,

					Maldonado, Teresa, “Feminismo, jerarquías y contradicciones”, , 4 de marzo, 2013. .Teresa Maldonado, 'Feminismo, jerarquías y contradicciones',